Urielle me dio una sorpresa el sábado por la noche, cuando
no podía dormir, al día siguiente sobre las 11 y media íbamos a ir a casa de
unos amigos de su madre que querían conocernos, no eran simples personas, se
trataba de oficiales del ejército del aire de China. Ellos nos invitaron a comer en su casa y de
paso conocernos y hablar.
Eran las 10:30 a.m del domingo y ya estaban llamando a
Urielle para que nos diéramos prisa (yo estaba en la ducha cuando recibí la
llamada) así que rápidamente nos arreglamos y fuimos a su encuentro.
Los militares en China son como la Guardia Civil de España,
viven en barrios o en residencias diferentes al resto de chinos.
En la primer foto os muestro el barrio, a mi me encantó por
ese estilo sobrio soviético y comunista que tanto gustaba en la China de Mao,
estando en ese barrio me recordó al periodo de la Revolución Cultural, algo que
me entristeció por todo lo ocurrido (no toda China ni por asomo es como
Shanghai, Beijing, Nanjing, etc.), incluso en Jilin, podemos apreciar las dos
Chinas, la rica y ostentosa de rascacielos y la “soviética”. Que me haya parado
un poco a explicaros esto es sencillamente para poder enlazar con otra cosa que
veréis a continuación.
Esta es la entrada de la casa de los amigos de la madre de
Urielle. Ellos viven en un octavo Afortunadamente con ascensor y curiosamente
también con el número 4 y 13 nada que ver con lo que visteis en Beijing en otro
post.
En el apartamento, realicé algunas fotos desde el balcón
para que apreciéis un poco mejor el estilo de construcción socialista, de
estilo sobrio y poco adornado que tantas películas a protagonizado en segundo
plano y tantos libros ha dado para escribir.
Bueno, nada más entrar nos dijeron eso de: 欢迎您!, 欢迎您! (bienvenidos, bienvenidos), me pidieron que me quitara
las botas y me pusiera unas zapatillas de andar por casa, esta costumbre está
muy extendida en Asia Oriental y es algo que he adoptado y que intento que se
haga en mi casa de España, sin mucho resultado, pero es algo que hago en mi
casa temporal de Granada aunque me regañen por los calcetines, lo siento, las
costumbres son las costumbres.
Siguiendo el hilo y sin irme por las ramas, una vez que me
quité los zapatos me dijeron que me sentara y me ofrecieron un montón de comida
y dulces, además del por supuesto y obligado té , en este caso era 绿茶 o té
verde, bastante concentrado y exquisito
Mirad, bien el salón, bastante amplio y grande, el piso se
compone de un gran salón, un grandísimo cuarto de baño doble, 2 cuartos, una
cocina grande y un balcón cerrado, como veis, televisión plana, bastantes cosas
que nos da a pensar que aunque por fuera sea austero por dentro hay una gran
cantidad de cosas que dan confort y bienestar para vivir (de ahí que me encante
este diseño de edificaciones).
Una vez que la comida estaba lista (no entendí las prisas
del principio) nos sentamos y empezamos a comer, muchísimos platos para 9
personas. Había “jiaozi”, ensalada de tofu, otra ensalada de cebolla y calamar,
sopa de tofu, pescado asado, mucha verdura y carne. Vamos, que me puse como Don
Pimpón de comer.
Como veis, en la mayoría de los platos había cilantro,
personalmente odio el cilantro, si se extinguiera el mundo seguiría en pie, pero
ése día mezclado junto con los sabores de los platos, estaba bueno.
Comiendo empezamos a hablar, no entiendo por qué tenemos que
hablar comiendo, en chino para pronunciar bien determinadas palabras hay que
jugar con la lengua y los labios y a veces se escapan “perdigones” de comida a
los que yo llamo cariñosamente misiles tierra-tierra, ya he aprendido a ponerme
la mano en la boca al pronunciar tan fatídicas palabras pero creo que voy a
abandonar eso y hacerlo a lo chino, si te cae en tu comida pues bien y si no,
mejor.
No, no es agua, es 白酒, baijiu, el vaso es un vaso grande,
los chinos pensaron que por ser occidental y por darme un aire ruso (la perilla
imagino) equivale a beber vodka o baijiu como el agua y aunque yo le dijera
amablemente “ya, ya” algo así como “hao le, hao le”. He de reconocer que ese
baijiu no es al que estoy acostumbrado a beber, el barato, ese estaba delicioso
y emborraba bastante, quizás era una táctica china para que comiera bastante,
cosa que hice para evitar embriagarme.
Hablando me preguntaron por todo, ¿cómo es España? ¿se vive
bien?, ¿cuándo la economía dejará de estar así de mal?, ¿te gusta Jilin? ¿Qué
hacías en España? ¿Piensas quedarte en China mucho tiempo?.
Amablemente respondía a todas y a cada una de las preguntas
que me iban haciendo, ellos me contaron que trabajan en 河南 pero
que los fines de semana (cada dos fines de semana) volvía a Jilin para estar
con su familia.
También me enseñaron a brindar, es diferente a como lo
hacemos los occidentales, en vez de hacer el típico “chin-chin”) coges el vaso
con los dedos de la mano, uno por debajo y con los dedos de la otra mano por el
lateral y en el momento de brindar, en vez de ponerlo en la misma posición
ambos vasos, uno (el mío) se pone más hacia abajo, reflejando que yo soy el
invitado y que soy más joven que él, él en señal de cortesía y de humildad
bajará el vaso para que el tuyo esté por encima y repites la jugada hasta casi
tocar la mesa y a veces incluso, el suelo.
Después de comer empezaron a preguntarme por la historia de
China y yo les intentaba explicar cosas, como por ejemplo sobre la Dinastía
Shang y sus famosas conchas. Ellos se quedaron impresionados al ver que
entendía bastante del tema y me enseñaron otro juego para aprender más cultura
e historia China, era un juego musical para aprenderme el orden de todas las
dinastías y hasta ahora la voy cantando en voz alta y se me ha quedado, me he
divertido mucho con esta experiencia.
Espero volver a verlo, para ellos, yo soy 弗兰克
(fulanke) el “sordo” porque parecía que el ser extranjeros significa estar
sordos de lo alto que hablaban. No solo a mí, sino también a Urielle y Andrea.
Ellos me han invitado a ir otro día y yo encantado iré.
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